Deja que en tus brazos haga un hogar
que en el camino de las espinas te cobije el dueño del tiempo
la dueña de las nubes
deja que las manecillas caminen sus cortos pasos sobre tu vientre
en el reflejo de tu voz
en el canto de tus ojos
como la mañana que llegué contigo al vacío
cuando la prudencia llegó nos acompañó al final
como una cadena de silencio que aleja las manos del tronco y la tierra
como el calor que empuja las nubes al horizonte
mientras el suelo arde en deseo con los labios rotos
con la semilla desnuda
irreberencia en las manos del deseo tu nombre no cabe
porque la resistencia al polvo
a volverse polvo
no viene en el camino de la palabra
donde cualquiera puede ser el espejo de otro
de si
o de la propia luz
como el sol en la arena
cuando se vive en un hongo
irreberencia mi dolor por tu vuelo
una herida que en el desierto se abre
la serpiente que pierde su casa
el abuelo que ve secarse los pies al viento
mientras la semilla canta
espera la humedad materna
y crece con el recuerdo de la lluvia
Irreberencia eres tu propia semilla
Y las alas que escriben libros en la memoria
de tantas páginas sueltas
como gotas hay en el cielo
Isidro Alterrealista
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