deja que llene con mis palabras el espacio que hay entre tus dedos
que desborde con mis sueños los labios que asoman por el centro de tus ojos
que acaricie en cada hueco de tu piel el sonido que lo habita
despacio puedo morder cada bello de la dermis
cada rincón de tu memoria quisiera oler
como si fuera un niño que viene a dibujar en tus paredes
como si fuera el color del vino que puede manchar tu blusa por dentro
y escuchar entre tus manos los sueños secretos
de las musas cuando se sientan sobre las rocas
frente al mar
y escuchan en la blanca espuma las voces internas
y viajan con cada gaviota sobre su azul memoria
iluminada apenas en las partes más profundas
al acecho de aquel recuerdo que les devuelva la fuerza
ese que podrán devorar como las máquinas al bosque que se esconde en las montañas
como devoré yo tu voz todas las veces que pude escucharla
como te devoré yo todas las veces que tu voz amaneció mi vida
todas las veces que tu canto atrajo mi luna
regálame tu soledad
porque es lo más permanente que tenemos
porque es el alimento de los sueños
y el refugio de la infancia
porque en ella quiero habitar
como la niña que en tu sonrisa asoma
como el niño que desde tu mirada busca un árbol que le de sombra
una gaviota que le devore
o una ola que lo arrastre
como el tiempo hace con nuestra presencia
la máquina con los troncos
y la arena dentro del frasco con la silueta de mi rostro
Isidro Alterrealista
Categorías:Viajes insolentes
Responder