dijo un anciano con los ojos vendados de fe
y las manos quemadas de cansancio
de caminar entre las serpientes de su miedo
sin saber que sobreviviría a sí mismo
a la calma noche de la paciencia
al obscuro mar de la memoria alegre
donde naufraga el timón de la prudencia
lo mejor está por llegar
en la misa de domingo con medio cura desnudo de vocación
con dos feligreses rotos por el vientre
endurecido de tanto apego
antes de recibir al mazo de la verdad
nunca nada mejor vendrá
las alegrías se desmoronan cuando envejecen como los huesos
del interior les nace el vacío
igual que el amor
las sonrisas son como las gotas
para compararlas hay que hacerlas hielo
ningún segundo mide lo mismo que el anterior
por más que el minutero del destino nos haga tropezar
con la misma piedra
en distintos ojos
nada mejor habrá de venir
todo demonio habrás de invocarlo
con bailes y orgasmos
con cantos y cuentos
con mis ojos abrazando los tuyos
porque esta noche atravesada de carnaval
pintada de insolencia
roída de tu ausencia
un profeta me enseñó que el destino se teje
con los hilos del recuerdo
con las agujas de la lluvia
Categorías:Viajes insolentes
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