porque fuera las calles estaban vacías antes de entrar a la caverna
y el espacio entre tu pared y la mía
fue más que la distancia entre el sol y la luna
en el zenit de medio verano
porque el cateto de los cuadrados significa lo mismo que la curva de tu sonrisa
sin mis ojos que le miren
sin el recuerdo que la provoca
aferrarse a nada
porque de sueños nos vaciaron antes del insomnio
el vacío lo llenamos quemando el aire
y arando el hambre
antes que el miedo pesara más que miles de hojas
en el otoño de la historia
aferrarse a todo
porque un día podremos decidir hasta la muerte
y a este mundo le faltamos manzanas podridas
que canten a la vida
y siembren sueños para infantes
de todos los calendarios
aferrarse a lo bueno
porque lo malo nunca estuvo suave
y tu distancia es a las lágrimas
lo que la sequía al arroyo
a la tarde que pintamos mariposas
tus manos en mi cara
la planta que sembraste bajo el último rayo
del día más corto
a la última vez que nos vimos
cuando creí que la siguiente bailarías conmigo
cuando soñé que era el gigante lo único que caería
y no esta alma como el último pétalo al venir la primavera
pero aún con la silla vacía
cuando la flema me consuma
o me seque como leña en un horno
le contarás a un recuerdo
en algún parque
que las plazas se llenaron de cantos
al final de la distancia
que el anciano en la calle
con su solitaria a cuestas
supo marcar la hora
en que el cielo más obscuro
anuncia el amanecer
Categorías:Viajes insolentes
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