sí un día el océano secamos
sí una mañana el sol nos envuelve de anécdotas
o los dolores del alma se sientan en la rodilla
lagrimas de recuerdo buscaremos en la arena de la memoria
querido corazón
la marea no ha de cantarnos esa mañana
de islas y naufragio habremos vuelto ya mil veces
y la costumbre podrá servir café en tu taza
los sueños habrán consumido el calcio de mis huesos
y estos ojos que te han soñado en el baño del horizonte
desorbitados buscarán su color en la sombra
entonces sabrás que no fuiste montaña de este río
entonces sabré que no fui mar para ese caudal
porque el amor es torrente
que se consume por gotas
porque la vida es mazorca
que se desgrana en mañanas
nunca fue la sal
si la síncopa vital podemos tocar
nos floreceremos tirando presas
quemaremos las raíces del pasado
para crecer madreselva en este jardín
seremos sombra del caminante
un fresco entre las llamas
de esta historia
en la que venimos a parir
Categorías:Viajes insolentes
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