son las sombras que crecen con la tarde
las hojas que se vuelven ocre
con el sonido de un piano entre sus ramas
son las olas que saltan buscando la luna

Viajes insolentes
Llovieron luces
como las notas naciendo en la sombra de tus dedos
cuando se levantan de cada tecla
como los recuerdos que se fugan
por los ojos de un niño
No hay poesía
cuando las estrellas se esconden bajo la luna
o la sombra de tu infancia
se columpia entre los pinos
Al aire nada
entre árboles
la noche siempre es fresca
y los lobos se ven de cerca
Lo vi venir
su voz anunciaba que el verano partiría
por los canales donde antes hubo río
y el aliento de las montañas nos bañaría
No hace falta
sentir dolor para parir un verso
llenarse de tragos la vista
para encontrar promesas en la luna
tener cuerpo de ahuehuete para quebrarse de llanto
¿Cuántos versos cargas en la espalda?
¿Cuántos versos cargas en la espalda?
preguntaba el dueño de la góndola
el día que quise pararme en el borde del ombligo
Mienten los acordeones
esta tarde la lluvia llega vestida de ausencia
entre las olas no hay más que ojos caídos
brillando al sol de su pasado
No será la sal
nos floreceremos tirando presas
quemaremos las raíces del pasado
para crecer madreselva en este jardín
días nublados
donde la sombra no termina de parir
donde los ancestros alumbraron
el camino de semillas hacia el sol
A un tiempo
la madre saltó de la banca
mientras el niño caía sobre su rostro
un diente menos
bailaba en el pasto
después de vaciar sus pulmones del amarillo llanto
Nacer aquí
nazco porque mi costumbre es devorar
porque somos vientre
más que camino arbolado
El tiempo no vive
El tiempo no vive
son páginas que caen del calendario en este otoño prematuro
y nos cubren como nubes a la luna
A la ventana las gotas se aferran
resisten al crujir inevitable de la pendiente que les ha puesto nombre
porque en la indiferencia de la nube su cuerpo carecía de motivo al tacto
porque al asumir un nombre la deriva es el destino
Comemos tiempo
comemos tiempo porque nacimos con aliento de muerte
de la cueva venimos para hacer un nombre de algún espacio
crecer un suspiro para volverlo un grito en la calle
Tenemos derecho a decidir como queremos morir
lo supe al ver aquel cigarro
pero omití adivinar que tomaba una pala para cavar el último albergue
y descubrir que aún dentro del vientre podía respirar
que en este bosque de piedras gigantes los anhelos cavan hacia el cielo
lo que las raíces tejen al núcleo
El parque esta habitado por rostros planos
donde las palabras cortan lo mismo que alivian
donde los caminos se miden por los árboles de recuerdo
que podemos sembrar
Tus ojos son un espejo
en estos días que llueve destino
y nacen flores y espinas
como si el camino fuera circular
¿Qué puede importar?
si los sueños son anclados por la sombra
el infante eterno busca resguardo de la tormenta en altamar
la bruja fue enclaustrada
Vendrá la sequía
vendrá la sequía y en el arroyo se abrirán dos caminos
como los jardines de Jorge
veremos que el juego nunca termina
aunque caiga la tarde