Mienten los acordeones
esta tarde la lluvia llega vestida de ausencia
entre las olas no hay más que ojos caídos
brillando al sol de su pasado de cara al ocaso
No será la sal
sí un día el océano secamos
sí una mañana el sol nos envuelve de anécdotas
o los dolores del alma se sientan en la rodilla
nublados
donde la sombra no termina de parir
donde los ancestros alumbraron
el camino de semillas hacia el sol
A un tiempo
la madre saltó de la banca
mientras el niño caía sobre su rostro
un diente menos
bailaba en el pasto después de vaciar sus pulmones del amarillo llanto
Nacer aquí
debajo de las nubes
como la honestidad del centro de las flores
como el mar en que naufrago cuando me miras sin sombra ni sueño
El tiempo no vive
son los recuerdos que bajan con la lluvia
juguetean detrás de las orejas para volverlas de elefante
cantan entre los dedos para arrugarlos de espanto
A la ventana las gotas se aferran
como nosotros al camino
a reflejarnos en pupilas
y ser nombrados por las mesas compartidas
Comemos tiempo
entre rosas y recuerdos
como el asfalto sentimos pasos sobre nuestra vida
algunos con el peso de la palabra nos provocan baches
otros por la humedad provocan cuarteaduras
Tenemos derecho a decidir como queremos morir
lo supe al ver aquel cigarro
pero omití adivinar que tomaba una pala para cavar el último albergue
y descubrir que aún dentro del vientre podía respirar
que en este bosque de piedras gigantes los anhelos cavan hacia el cielo
lo que las raíces tejen al núcleo
El parque esta habitado por rostros planos
narices oprimidas como la infancia de sus portadores
ojos brillantes como las estrellas detrás de la nube
esta ocasión no pinta para tabaco de nostalgia
ni copas de alegría la mesa dormirá vacía como playa invernal
Tus ojos son un espejo
donde asoma el brillo de la luna en carretera
por el costado de la montaña
como asoma la caricia final
antes que el destino marque la hora sobre el cielo carmín
¿Qué puede importar?
si los sueños son anclados por la sombra
el infante eterno busca resguardo de la tormenta en altamar
la bruja fue enclaustrada
Vendrá la sequía
entonces buscaremos ser el caníbal que se sienta a la mesa
moderemos la mano que nunca nos dio de comer
la última imagen será el pico del cuervo que criaste
pero no te dejes nublar
Aferrarse de nada
porque fuera las calles estaban vacías antes de entrar a la caverna
y el espacio entre tu pared y la mía
fue más que la distancia entre el sol y la luna en el zenit de medio verano
Desamar
porque hoy todo contacto es pandémico
mejor abrazarte que hablar al oído
bajito como la luz de la luna debajo de una sábana
En invierno
podría confesar muchas cosas bajo este sol
que prefiero la sombra y el frío
el café me gusta con sabor a niebla
y sigo corriendo tras burbujas en un parque
Este no es mi hogar
vengo del invierno
fui devorado por el concreto
nunca será mío
las paredes huelen a sal de mares pasados
el piso huele a camino andado
¿Qué pasaría mañana?
Si con las nubes las estrellas tocaran mi mano
si con el sonido de la música
entre árboles y cantos conociera yo alguna
¿qué pasaría mañana si en el día más frío del año camina la estrella de mi brazo?
Sin ceridad
podría callar
mentirle a la luna
con una sonrisa cuadrada como si me preguntara por los impuestos
por el depósito que me ampara del frío
o la hora de mi llegada
On the road
Porque arrieros somos
y en la vida nos hemos encontrado
con el corazón a la izquierda del dolor y la alegría
con la playa vacía y otras promesas servidas por desayuno
Esta vida
Querido corazón
cada noche he sido tuyo
cada día ha sido tuya
cada color del arcoíris duerme dentro de tus ojos
entre la nube mas clara y su némesis
Contra-dicción
no lo tomes personal
pero a veces me canso de bailar
las rodillas duelen
y los talones reclaman una silla
una brisa y media sonrisa
Lo hermoso de la vida
viene sin bandeja ni plata
como el frío en las madrugadas
sin avisar
sin avispar
Media vida cambiaría
porque poco vale lo que hay en este prado
un día fue verde
alguna vez pudo ser alegre
aunque hay noches en que se inunda de luces flotantes
suben hasta la copa de algún árbol y luego descienden
como las experiencias en la memoria
Quiero contar historias
cantar viejas batallas donde atravesamos abismos
entre rocas que caían con la lluvia
entre ejércitos plateados que doblegaron al viento
aunque sus manos quedaron lejos de nuestros corazones
Mar de palabras
Teníamos que saberlo
la paz nos abandonó en la primera mirada
cuando comenzamos a desafiar la gravedad con un cigarro
porque dos cuerpos solo se pueden atraer
si al menos un ego se adelgaza
A veces lo bello
Salta de entre los árboles en el jardín más oscuro
aparece en la sonrisa de un callejero que duerme en una banca
mientras el resto se apresura para arrancar a la vida
lo que él tal vez buscó en una renuncia
El velo
Los días parecen un cementerio
las alegrías me rondan como abejas a las flores
pero los juegos de infancia se esconden detrás de un cheque
las sombras de los niños desaparecen con el sol
y comienza la verbena de recuerdos
Está temblando lento
querido corazón
todo lo que piso se mueve como las hojas en primavera
caerá como los mangos o las manzanas
sin avisar
sin buscar
En el orden de las cosas
todo cae por su propio peso
el teatro no es la vida
porque nunca hemos visto el telón
aunque sepamos el argumento
Paralelas líneas
se miran entre el cuerpo dormido y las figuras del sueño
eterna recta que separa la alegría del anhelo
que divide la fisión ósea del primer lamento
Veo mi pasado desde lo alto
como la luna que mira en las olas
el reflejo de la luz que le prestan
sin remordimiento por ocultarse en los tiempos
de siembra
o de cosecha
sin remordimiento por cuidar la semilla cuando el silencio mora
La historia lo oxida todo
lo rompe todo
lento y vaporoso como el sol a los hilos
baña con lágrimas los momentos que fueron felices
hace polvo aquello que parecía firme
Solo días
Hay días que la gente ríe sin parar
como si la vida no fuera el drama de diario
como si el escenario fuera hecho de caramelos
días que la gente ríe de memoria
en cápsulas azules se resguarda del calor y del polvo
Cambiar de plan
y no contar los pasos que deberías dar para tocar mi cara
y no pesar los días en que mis medallas han crecido como la población de ranas en tiempo de lluvias
no decir lo invaluable de mis ojos café
Irreberencia
Deja que en tus brazos haga un hogar
que en el camino de las espinas te cobije el dueño del tiempo
la dueña de las nubes
deja que las manecillas caminen sus cortos pasos sobre tu vientre
en el reflejo de tu voz
en el canto de tus ojos
Cuando los unicornios vuelvan
caminarán entre nosotros sigilosos como el invierno debajo del otoño
como las tormentas se ocultan en las olas
las mañanas que acarician la arena
con su brillo de madera pulida por el sol y la sal
¿Si renuncio?
¿Qué pasará si un día dejo que el vacío salte sobre mí?
que los adoquines se puedan respirar
y la sombra deje de arrastrarse por el piso
y nos muestre sus ojos entre las ramas
Regálame tu soledad
deja que llene con mis palabras el espacio que hay entre tus dedos
que desborde con mis sueños los labios que asoman por el centro de tus ojos
que acaricie en cada hueco de tu piel el sonido que lo habita
despacio puedo morder cada bello de la dermis
cada rincón de tu memoria quisiera oler
Desde el horizonte vienen
son sonidos iracundos como los truenos que asustan a los árboles antes de llegar
llamas solares esparcidas por el viento como diminutas gotas que resbalan por las hojas
y forman siluetas con su brillo rosado a veces
naranja si inclinas la cabeza
azul si estiras el cuello por encima de las nubes
Gruta
La mañana que llueve dentro de la cueva
gota por gota la memoria se forma sobre cada piedra
ríos de tiempo se montan amarillos uno sobre otro como lanzas al cielo cubierto de piedra
hacia la luna cercana que el aliento necesita para contemplar
para saberse apretado como corazón
Estamos en el fondo
En lo alto las nubes y las hojas
Se mueven ligeras
Colgadas del cielo
Y se advierte la risa pausada
Del carente de prisa
Del que recibe la lluvia como un regalo
Podrán volver esta rama de vida un bosque de alegría
solo en el sueño la nieve el reflejo lastima la vista
solo en el sueño del justo hiere la verdad
el resto es un adjetivo
No te dejes llevar
Las palabras son espejos que multiplican nuestros brazos
podemos sembrar con ellas nuestro cuerpo
las tierras añoradas por otros ojos
otras manos
como se siembran los sueños en la pared más inhóspita
En el tiempo de las raíces
profundas
arrugadas y húmedas como el abandono
de los hijos a su madre
como el pan reservado para la mañana siguiente
En las calles apiladas
uno a uno los bloques de tus palabras cayeron
serpenteando como el humo de tus pasos
cuando intenté seguirte
al desierto húmedo de tus labios
Me voy con la sombra
Con su aliento a cobre humedecido por miles de años
Con su mirada profunda y temerosa
Como quien se mira en el espejo para conocerse insolencia de bota en cuello
Para descubrirse piernas asfixiadas cuando el sueño terminó
Me fui con la sombra
Media carretera evadí su timbre de urraca alegre
No sé querer
Siempre mordí la mano que me hizo beber
algodones derretidos que hicieron de los cantos un juego de color
siempre tiré la fruta eterna que la serpiente deseo
mi sombría juventud terminó escondida en las montañas
antes que el deslumbrante padre terminara con el baile de luces en terciopelo
antes que los tragos de alegría con inverso aliento centraran mi mirada en el objeto de mi laconismo solo supe ver arriba
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